jueves, 24 de marzo de 2011

Crítica de cine: Justin Bieber, Never say never

Si vamos a llamarle documental a este producto, deberíamos preguntarnos exactamente qué es lo que documenta: ¿El camino a la fama de un ídolo adolescente? ¿Los cambios del negocio del pop? ¿La necesidad de creer en tus sueños aunque el mundo se burle?
La película habla bastante poco de los inicios de Justin Bieber, el cantante púber que salta al estrellato aupado por internet. Más metraje está dedicado a su concierto consagratorio y a las reacciones que Bieber -un chico de aspecto curiosamente asexual- causa entre sus devotas.
Al igual que This is it, este es un filme nada de crítico respecto de su protagonista: Bieber es el héroe de su documental y de su propia vida, si les creemos a los testimonios. El costado más provocador del fenómeno, la idea de que la generación Twitter produce y luego consume sus propias estrellas instantáneas de cero calorías, se asoma pero jamás se explora. Sin embargo, la gran sorpresa es que Never say never se deja ver y no aburre por una razón muy básica: Bieber es mucho más simpático que todo el infumable elenco de High School Music, otra ficción industrial sobre talento juvenil y dinero rápido.

Never say never
Dir.: Jon Chu
Documental.
105 minutos.
EEUU, 2011
TE

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